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QUE PORUQE SOY PUTA? SI PUTA Y CARA ...
Posted:Jan 31, 2014 8:08 pm
Last Updated:Feb 2, 2014 6:36 pm
3746 Views

RELATO....
Sí, soy puta, ¿Qué porque lo soy?
Toda mujer es puta y tiene su historia, y a todas nos marca la vida. de alguna forma u otra
Hoy os contare mi historia
Tengo el cabello castaño rojozo, los ojos miel claros, mi piel es morena, pechos voluminosos y atraigo a los hombres fácilmente, decía mi abuela que eso lo herede de ella.
De niña siempre había soñado con poder ser una buena actriz, o una famosa y conseguir un rico marido con una mansión donde poder vivir.
Una mañana cogí mi equipaje y me embarque en el primer bus que llego a la estación rumbo a la capital.
Pare a tomar algo en un bar de allí, me acuerdo que ese día llevaba una pequeña camiseta de color blanca dejando a la imaginación mi sujetador negro, minifalda roja demasiado corta diría mi madre para su gusto, y un tanga color marfil.
Estando sentada en una de las mesas del bar se acerco a mí un hombre algo mayor que yo, parecía adinerado por su aspecto, vestía muy trajeado, llevaba un maletín en su mano derecha.
Me dijo que era muy guapa, que era un importante empresario artístico y que había venido a la capital a descubrir nuevos talentos para trabajar en sus discotecas.
-me llamo Patrick, si te interesa la oferta del trabajo aquí te dejo mi tarjeta, piénsatelo y ya me llamaras.
Patrick se marcho y yo me dirigí a hospedarme en un hotel.
Después de dos semanas estando en la capital y no encontrar nada de trabajo llame a Patrick para aceptar su trabajo las cosas no me iban muy bien estando allí sola y me estaba quedando sin dinero.
Patrick me cogió la llamada y me dijo que quedaríamos en un buen restaurante para hablar del contrato, eso significaba poder contarles a mis padres que había estado en un magnifico restaurante firmando mi contrato para ser una famosa bailarina de discoteca.
Llegue al hotel donde se hospedaba Patrick, allí estaba él en la puerta esperándome, me abrió la puerta de su coche y nos dirigimos al restaurante.
-mira cristin, soy viudo, sin hijos, dueño de una discoteca y estoy buscando a jovencitas que quieran trabajar para mí, no quiero una simple aventura contigo, pero creo que tienes talento suficiente como para convertirte en la primera atracción de mi discoteca.
Eso fue todo lo que me dijo durante la cena, lo demás solo fueron sonrisas y miradas.
Al terminar la velada nos dirigimos al hotel donde se hospedaba Patrick, me dijo que subiera que tomaríamos una copa.
Entrando por la puerta de la habitación Patrick me beso, eso hizo que mi cuerpo se estremeciera, sus manos eran calidad, sus besos apasionados, sus caricias rozaban mi dulce piel como si me fuera a romper.
Me estaba excitando, mi sexo se humedecía y en medio de tantas caricias y de tantos besos llamaron a la puerta.
Patrick abrió mientras yo estaba sentada en el borde de la cama, de pronto ó un fuerte portazo y la puerta se cerró.
Pero Patrick no entro solo en la habitación, pensé que esa noche tendríamos algo de sexo entre los dos pero me equivoque.
Patrick había organizado esa noche para probar mi resistencia en mi futuro trabajo.
El hombre que acompañaba a Patrick debía de tener unos 35 años, moreno con el pelo algo largo, ojos azules, cuerpo corpulento, con buen gusto a la hora de vestir y de usar un carísimo perfume.
-cristin, te presento a nacho él será tu primer cliente, trátalo bien a pagado mucho dinero por ti.
# ¿Mi primer cliente? ¿No se supone que mi trabajo seria como bailarina en una discoteca?
Eso es lo que yo pensaba, pero no me negué a nada ya que Patrick me había excitado al entrar en la habitación, ahora no quería irme sin saber lo que me esperaba aquella noche.
Patrick se sentó en un pequeño sofá que había en la habitación mientras nacho me tumbaba en la cama y me desnudaba con brusquedad, me sentía avergonzada estando desnuda delante de aquellos dos hombres, pero necesitaba el dinero no podía volver a mi pueblo y el poco dinero que tenía ya no me alcanzaba para seguir pagando el hotel.
Nacho abrió mis dulces piernas dejando mi sexo al descubierto, mientras sus enormes ojos de color azul observaba mi dulce cara de niña pude sentir como sus dedos acariciaban mi sexo, mis dientes mordían mis labios, mis manos agarraban con fuerza las sabanas, mi cuerpo experimentaba sensaciones nuevas y era difícil de controlar los impulsos que nacho me provocaba.
Sus dedos no paraban de entrar y salir de mí, mis gemidos fueron subiendo de tono, como el miembro de nacho empezó a ponerse erecto.
Nacho paro, se sentó en el borde de la cama y me dijo que me pusiera de rodillas en el suelo justo entre sus piernas, agarro mis cabeza con las dos manos obligándome a introducir su duro y grueso miembro en mi boca.
El me guiaba y eso le gustaba, yo tan solo era la aprendiz a puta y eso le excitaba,
Patrick no dejaba de mirar y eso hizo que su miembro se pusiera durísimo, asi que se apunto a la escenita que había montada.
Mientras mi boca se mantenía ocupada con el miembro de nacho, Patrick me penetraba, mi sexo se humedecía mas todo aquello era nuevo para mí pero me excitaba demasiado.
Mi cuerpo era un vaivén de movimientos creados por los agitados envestimientos que estaba recibiendo.
¿Tal vez ese era mi destino?
Aquella noche estaba dejando de ser niña para convertirme en una puta,
Esos dos hombres hicieron que mi cuerpo estremeciera de placer, fueron los tres mejores orgasmos que jamás había tenido y sentir como su dulce y caliente leche se derramaba por mis pechos hizo que mi cuerpo tuviera contracciones dejando a mis gemidos salir sin poder ocultar todo lo que me estaba gustando.
Al terminar la noche, firme mi contrato no como bailarina pero si como puta de lujo, y antes de salir de aquella habitación, Patrick me felicito por mi buen trabajo y me entrego una gran cantidad de dinero.
-cristin, llegaras muy lejos, triunfaras como ninguna, eres muy excitante y caliente en la cama, eso hará que tus clientes repitan contigo y se dejen muchísimo dinero en el negocio.
Caminando al hotel donde me hospedaba no dejaba de dar vueltas a todo lo que había ocurrido, pero si pensaba que por unos pocos minutos de placer me pagaban, era dinero fácil y necesitaba pagar mi estancia allí en la capital.
El día a día se fue haciendo más ameno, y mis clientes le daban a Patrick la enhorabuena por mí, decían que era buena en muchos aspectos, sobre todo en los de la cama.
Algunos de mis clientes repetían dos veces por semana eso hacía que el negocio fuera genial.
Al día de hoy llevo en este mundo de la prostitución 6 años, tengo mis clientes semanales y recibo muchísimos regalos de ellos, no me falta de nada y todo lo gano gracias al sexo.
Ser puta no es nada fácil esa es la verdad, pero si disfrutas con el sexo, tu clientela te trata bien, y ganas muchísimo dinero por dar placer.
¿Por qué no tener una profesión como puta?
Patrick y nacho aquella noche me enseñaron todo lo que debía aprender para llegar a ser la mejor prostituta del local.
Con el tiempo llegare a ser famosa no como actriz, ni bailarina de discoteca, pero si como una cara y buena puta.
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AQUELLA NOCHE....
Posted:Jan 31, 2014 6:38 pm
Last Updated:Feb 2, 2014 6:42 pm
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Aquella noche me encontraba en medio de mi cama arropada con mis suaves sabanas de seda cuando pude sentir el roce de tu piel acercándose a mi cuerpo desnudo.
Sudorosa y excitada me sentía, y más crecía mi excitación al notar tus fuertes brazos alrededor de mi cintura.
Tus dedos tocaban mi cara, mis labios, mis mejillas,
Tus manos recorrían mi cuerpo centímetro a centímetro,
Tu lengua lamia cada rincón, pasando por mis pechos, mi vientre y terminando en mi sexo.
Tus manos abrieron delicadamente mis piernas, haciendo que tu lengua fuera un vaivén en movimientos.
Hacías que me estremeciera de placer, mis manos jugueteaban con tu pelo, con tu espalda, con tu trasero.
Tus caricias hacían que subiera al mismo cielo y en un momento llegue a lo más alto del firmamento.
Tumbado te encontrabas en mi cama y tu miembro duro y erecto ya estaba.
Entre besos y caricias me subí encima de ti sintiendo el roce de tu miembro en mi sexo,
Más y más me humedecía y en un segundo te sentí dentro.
Cabalgaba encima de ti agarrando mi larga melena y dejando que mi pecho se agitara velozmente.
Tu cara se estremecía entre el placer y el deseo, tus manos acariciaban mi espalda de arriba abajo, se posaron en mis voluminosos pechos masajeándolos y notando como se endurecían.
Mis caricias se hicieron tuyas, te sentí como si fuera real pero solo me sedujiste en sueños.
Desperté en un mar de sudor, placer y sexo.
Ahora sueño cada noche imaginando tu cuerpo, tus caricias, tus besos, tus gemidos y tus movimientos.
Solo vives en mi imaginación, pero cada noche te siento cuando tus caricias rozan mi cuerpo.
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QUIERO SER TU AMANTE.....
Posted:Jul 24, 2013 7:52 am
Last Updated:Jan 31, 2014 11:55 am
7106 Views

QUIERO SER TU AMANTE
ASI AMOR BURDO Y VULGARMENTE ! TU DULCE AMANTE¡
PARA SER:
EL AIRE QUE TE RODEA PARA ABRAZARTE...SIEMPRE...
LA TIERRA QUE VUELA PARA... PEGARME A TI
EL AGUA QUE TE BAÑA PARA ESCURRIR Y DELINEAR TU CUERPO
EL SOL PARA ALUMBRAR TU CAMINO
LA NOCHE Y CUBRIR TU SUEÑO
FUEGO PARA ENCENDER LA LLAMA DE TU PASION
Y SENTIR LAS EMOCIONES MEZCLADAS DE TODAS LAS SENSACIONES Y QUE ME ENTREGUES TODO TU AMOR TU PASION Y TODO TU MUNDO DE FANTASIA SE VUELVA UNA REALIDAD
POR ESO Y POR MAS QUIERO SER TU AMANTE.....
PARA CAMINAR A TU LADO EN CADA SUEÑO HECHO REALIDAD

SER LA MUJER QUE EN EL MUNDO TU TENDRAS ENTRE TUS MANOS. OFRECIENDOME LAS CARICIAS JAMAS IMAGINABLES...........SENTIR LA EMOCION QUE DEJARAN HUELLA TUS BESOS DE PASION.........Y EN TUS LABIOS DESVANECERME CON EL ELIXIR DE LA PASION
LA TERNURA DE TU CORAZON.....DONDE QUISIERA MORIRIME Y REVIVIR
ABRAZADO A TI CUBRIRME DE TU FUEGO DE PASION
Y DESCUBRIR PASO PASO TODO TU MUNDO....QUIERO SER TU AMANTE
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UN RELATO QUE ME ENVIO UN FANS.....
Posted:Jul 23, 2013 9:12 am
Last Updated:May 29, 2024 2:35 am
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-Desnudate y arrodillate.- Fueron las primeras y desconcertantes palabras que escuche
de la boca de aquella mujer llamada Verónica. Nos habíamos conocido mediante amigos en común, en una fiesta informal. Era la típica chica que todos miran cuando entra en un lugar;
1'68 de altura, pelo de corte retro y negro como el carbón. Vestía una minifalda de tela escocesa,
de esa que lleva cuadritos rojos. Botas de tacón hasta casi la rodilla, medías de rejilla y una camisa verde militar (no de camuflaje). Cuando me la presentaron en lo primero que me fijé fue en sus grandes gafas de pasta y sus labios pintados de carmín rosa. Para un hombre como yo

era la lujuria personificada.
-Me a dicho Laura que a ti también te gusta mucho lo retro.- Rompió el hielo.
-Si, me encanta debo tener algún trauma infantil.- Bromeé
-Jajaja, ya somos dos entonces, ¿no vas a invitarme a un trago?.-
-Jajaja, he sido un pagafantas durante mucho tiempo.- Contesté con tono festivo
-¡Vaya! así que te va lo retro, pero no todo.- Repuso ella sonriente.
-Tal vez... cuando nos hayamos visto más veces te invite a algo.- Dije con sonrisa socarrona.
Una tercera persona irrumpió en la conversación:
-Yo te invito a lo que quieras preciosa.-
-Gracias, un Vodka con limón.- Contestó ella.
-Bueno, encantado de conocerte, espero volver a coincidir contigo algún día.- Le dije antes de alejarme. Me apoyé un la barra del local, desde mi posición veía gran parte de la sala;
casi todo eran parejas o ya habían encontrado con quien pasar el rato. Verónica estaba sentada en una mesa junto con el misterioso chico que nos interrumpió antes. Los minutos pasaron y mi postura en la barra era cada vez más distendida, de pronto una mano se posó en mi hombro:
-¿Estás solo por alguna razón, guapo.-
Me giré y vi a Verónica que acercaba un taburete al mio.
-¿Y tu acompañante?.- Le pregunté
-Ahhh... Un pagafantas más.- Dijo riendo sonoramente.
Las siguientes horas transcurrieron de una forma muy rápida y etílica, cuando me quise dar cuenta estaba en un ascensor que me llevaba hasta su apartamento, besándonos apasionadamente. Abrió la puerta y me dijo -Ponte cómodo en el salón, enseguida te acompaño.-
Entré en el salón y no pude si no sentirme como en casa:
Posters de películas míticas tales como The rocky horror pictures show, adornaban sus paredes.
una maquina Jukebox destacaba en una esquina y muebles antiguos.
-Desnudate y ponte de rodillas.- Dijo entrando en el salón completamente desnuda y con un collar de perro en la mano.
-¿Como?, creo que te equivocas...-
-Ssshh...simplemente acata mis ordenes.-
No sabría explicar porqué pero me limite a obedecer, me desnudé y postré delante de Verónica,
la cual poniéndome el collar me hizo caminar a 4 patas hasta el sofá en el que se sentó.
-Dame un masaje en los pies.- Ordenó acercando sus pies a mi cara. Comencé a dar un ligero masaje en unos pies femeninos, muy suaves y cuidados.
-Así no, con la lengua.- Sonrió al ver como lo hacía sin rechistar. Mientras mi lengua se escurría por cada centímetro de su pie ella casi llegaba al éxtasis. Llegado un punto se levantó mostrando
total indiferencia hacía mi y se dirigió a la Jukebox poniendo a sonar Bustin surfboards,
luego bailando y contorsionandose caminó hacía mi, cogió la cadena del collar y dirigió mi cara hacía su entrepierna. Comencé a lamer su sexo que estaba completamente mojado, seguí así durante toda la canción, fue entonces cuando tras el silencio de la música escuché por primera vez los gemidos descontrolados de aquella mujer. Su mano estrujó mi cabello y apretó aún más mi cabeza contra su anatomía durante unos segundos, en los cuales su cuerpo se contorsionaba y sus gemidos se acuciaban más. Tras este primer orgasmo me apartó de ella con un fuerte empujón que me tiró al suelo y dando un fuerte tirón del collar me colocó boca arriba, tras lo cual se arrodilló y prestó atención por primera vez a mi miembro, que no había dejado de estar erecto en todo el rato. Comenzó a lamérmelo apretando fuertemente sus labios, mientras poco a poco tensaba más la cadena del collar, mi excitación aumentaba a la vez que mis pulmones se quedaban sin aire paulatinamente, produciendo una agridulce sensación, intenté quitarme el collar pero me resultaba imposible, agonizaba en el suelo de aquel salón, mis ojos se me tornaban blancos lentamente, entonces me corrí y ella dejó pasar aire a mis pulmones y durante unos minutos permanecí jadeando y tosiendo, fue esa imagen tan desvalida y patética que advertí estaba dando que algo en mi mente dijo -¿Porque estás haciendo esto?, eres tu quien domina siempre.-.
-¿No es genial la sensación de placer y muerte uniéndose en una.?- Preguntó encendiéndose un cigarro y sentándose en el sofá. La miré sin responder y ella dando una calada prosiguió al tiempo que el humo se escapaba entre sus palabras
-¿Sabes por que te he traído aquí hoy?, no eres... (dio otra calada) ...no eres el típico tio que te besa el culo solo por ser guapa y estar buena, hace mucho que ningún hombre se resistía ami,
ni me negaba una copa, pero tú... tú eres distinto, y eso es algo a lo que no podía resistirme.-
Me levanté del suelo y me quité el collar tirándolo al suelo.
-...Ahora veo que no eres más que un perro más que se deja humillar por follar, no obstante me gusta tu estilo, me gusta tu cuerpo... te dejaré ser mi perro más amenudo. Podrás servirme a mi y a mis amigas, seguro que se divierten mucho en nuestras reuniones con alguien como tu olisqueando en sus entrepiernas.- Apagó el cigarro y levantándose me dijo
-Puedes vestirte e irte te llamaré cuando me apetezca.-
Algo en mi interior ardía con fiereza, no se explicar si era rabia o simple deseo.
Avancé hacía ella y la agarré del brazo.
-¿Que haces?.- Gritó.
-Cierra la boca.- Ordené.
-Sueltame gilipollas.- Empecemos a forcejear, la tiré sobre la mesa haciendo caer varios objetos al suelo, sus uñas se clavaban en mis brazos, en mi espalda y en mi pecho, su cara de furia era todo un poema, y me excitaba sobremanera. Mi mano derecha se ajustó finalmente a su cuello y comencé a apretar al tiempo que mi miembro encontraba el camino hacía el interior de su cuerpo, antes de poder penetrarla consiguió zafarse y me dió un rodillazo haciéndome encogerme, momento que aprovechó para empujarme y salir corríendo hacía su habitación.
La seguí de cerca y le impedí cerrar la puerta entrando en la habitación, la empujé a la cama y me puse encima, ella se escurría y se puso de espaldas amí quedando de rodillas, momento que aproveché para empujarla contra el cabezal de la cama, cogíendole el pelo tiré su cabeza hacía atrás.
-Ahora vas a saber lo que es que te humillen...- Le susurré.
Vi entonces un fular en el suelo, cerca de la cama. La agarré fuertemente y la tumbé boca abajo en la cama, permitiéndome así acceder al fular con el cual le até las manos a la espalda.
Posicioné mi miembro en el camino correcto y de un solo impulso entré dentro de Verónica,
ella dejó de luchar y se quedó inmóvil, sus jadeos no se hicieron esperar mucho y mis manos azotaban cada vez más fuerte su trasero.
-Abre el cajón de la mesilla de noche.- Dijo entre gemidos.
Abrí el cajón y encontré un pequeño bote de lubricante anal...
Desde aquella noche nuestras vidas se entrelazaron de una forma muy erótica y perversa.
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UNA ESCAPADA A LO LOBO NO DOMESTICADO...
Posted:Jul 22, 2013 3:08 pm
Last Updated:Jul 23, 2013 7:41 am
6486 Views

“Y he tenido que bajar al infierno
para encontrar un ángel.
He tenido que caer desde el cielo
para encontrarte”.

Se ha hecho de noche y las luces de las farolas pasan rápidamente ante tus ojos, conduces muy deprisa a través de la ciudad. Se que tienes prisa y no por lo que acabas de pensar y de hacer sino por la expectativa de lo que esta por venir. UNA ESCAPADA A LO LOBO NO DOMESTICADO" llegando a un edificio, donde habitas y aparcas en la plazoleta de garaje, antes de salir del coche ves a lo lejos se te acerca un linda chica te saluda efusivamente muy sometida y callada a la cual le dices:
-Ponte estas pinzas en los pezones.
unas pinzas metálicas con gomas de protección, pero no por ello menos dolorosas. Mirando a un lado y a otro pero no ve a nadie. Respiro aliviada porque una cosa es estar en un bar donde nadie te conoce y otra muy distinta en tu casa y con tus vecinos. se desabrocho tres botones de la camisa blanca y saco una teta del sujetador. Al tener los pezones tan grandes le cuesta ponerse la pinza, además se encuentran muy duros por la excitación. la chica Siente el dolor expandirse por el pezón a lo largo de la teta, pero sabe que es cuestión de tiempo que ese dolor se convierta en placer. Cuando termina se dispongo a meterla dentro, pero tu le dices soy tu Amo me:

- Déjalas fuera.
Siente que el rubor invadio su cara, ahora si que no quiere mirar si se encuentra algún vecino en el garaje. Saca su otro pecho y repite el procedimiento. Vuelve a sentir el mismo dolor en la otra teta. Respira para calmarlo y funciona.

- Abróchate sólo un botón.
Con esta orden lleva sus pechos prácticamente a la vista, dejando poco para la imaginación. Se ven perfectamente las pinzas en los pezones.
- Vamos a casa. Nos espera una larga noche.
la chica sale del coche y no quiere mirar a ningún sitio, no quiere tropezarse con nadie. se encuentra en un estado tan intenso de humillación que le es imposible levantar la vista. Sin bragas, con los pechos casi fuera de la camisa y en los pezones las pinzas a la vista de quien quiera mirarlos. Subiendo en el ascensor, tu su amo, comienza a tocarle las tetas por encima de la camisa. El placer que ya le estaban dando las pinzas comienza a ser de nuevo dolor. Dolor y placer. Se entremezclan y hacen que se moje enseguida.

- Espera aquí, perrita. Voy por tu collar.

- Quítate la camisa.

le colocas el collar, luego le haces girar de espaldas a ti, le agarras los brazos y le pones unas esposas de cuero dejándole los brazos inmovilizados, después le pone un antifaz negro que le impide cualquier visión y por fin le hace pasar a tu apto agarrándola por el collar. Respira aliviada, porque confia en ti, aunque nerviosa porque no sabe lo que le espera y cree que esa noche va a ser importante para ti, para ella, la haces andar pero con los ojos vendados le quitas la falda negra y después el sujetador quedándose sólo con las medias hasta la mitad del muslo y los zapatos de tacón.

- Abre las piernas, preciosa. Exponte para mí.

Un par de veces golpeas suavemente las pinzas de sus pezones provocándome un delicioso dolor. y luego metes un dedo en su miembro, como masturbandola un poco....es tu juego...es tu escapada

- Así me gusta, que estés preparada para mí.

luego comienzas a besarla, profundamente. quitandole las pinzas de los pezones, provocándome cierto dolor, y comienza a masajearlos sigues besandola pero sin dejar de masajear sus tetas, haciendo que el dolor se convierta en un placer anhelante, pasando tu dedo por su rajita y hueles su olor
- Delicioso...sborear tus flujos...

Comienza a sentir una vibración en su coño. Has conectado un vibrador pero con la música ella no lo había escuchado y no se lo esperaba. siguiendo la fiesta ella empieza a sentir como vibra su clítoris, empieza una espiral de placer que va expandiéndose por su cuerpo. De repente nota como le introducen dos dedos en su coño y empiezas a penetrarla... Esa espiral se va convirtiendo en un remolino atroz. No puede ni debe correrse, llegando al punto de enloquecerla...mientras tu disfrutas, De repente tu detienes todo: dedos, vibrador, música... Reina el silencio. Sólo escuchas su respiración agitada y los latidos de su corazón retumbando en los oídos.

- le dices....Hoy voy a ser bueno contigo, mi perrita, porque últimamente te estas portando muy bien. Voy a dejar que te corras todas las veces que quieras le acaricias toda desde atrás con una mano empiezas a acariciarle desde su coño hasta su culo, una y otra vez, calentándola mas y mas ella siente como abres sus nalgas y empiezas a estimular mi trasero obedeciendo lo que tu le dices
- Inclínate hacia adelante pero sigue con las piernas abiertas.
- Como me gusta cuando te corres – .
con estas palabras ella no tardo más de un segundo se sacude tal orgasmo incluyendo sacudidas, gritos mientras las oleadas de placer van extendiéndose por su cuerpo. le dices:

- ¡Dios! Que perra más caliente tengo. -
- Es mi cumpleaños y quiero verte correrlas veces que desees asi que aprovechame
- De rodillas, mi perrita.

introduces tu pene en su boca. ella la saborea Comienza la mamada con ímpetu, excitandola. y sigue con la mamada, chupando los huevos y los lame subiendo luego para succionar con energía arriba y abajo, Así esta hasta cuando Siente arcadas y asfixia, pero a la vez oye los gemidos de placer que te esta provocando procedes a liberarla la garganta y la mandíbula doloridas pudiendo respirar. la levantas del suelo por el collar y la guías a un sillon tu pene preparado para entrar en su ser. Poco a poco se va sentando encima de ella y nota, como va dilatándose todo su ser subir y bajar una y otra vez empieza una espiral de placer subiendo por todo tu cuerpo.utilizas co una mano el vibrador en su clítoris y a la vez la estimulas una de sus tetas. ella con Las manos en sus caderas hacen que suba y baje con fuerza hasta que no puede más y comienza a tener un orgasmo descomunal.
la vueles agarrar del collar yle das un beso fuerte y exigente, la guias hasta tumbarla boca abajo, encima de ella introduces tu pene le sujetas de los brazos encadenados hacia atrás haciendo que curve la espalda y deje sus tetas al aire esta en tal estado de éxtasis que empieza a tener varios orgasmos, uno detrás de otro, hasta perder la noción del tiempo, luego la liberas del todo y la heces poner de rodillas para eyacularle en su cara...

Después de unos segundos
- Adiós, princesa, ojalá nos volvamos a ver.
le quitas las esposas se levanta y te da un abrazo. No hacen falta palabras
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QUE DESEAN LOS HOMBRE DURANTE EL SEXO...PERO NO PIDEN
Posted:Jul 18, 2013 1:29 pm
Last Updated:Aug 1, 2013 12:45 pm
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Vale, todas sabemos qué cosas, cositas, acciones, actos y actividades, vuelven locos a los hombres durante el sexo ( y si no lo sabes amiga estas tardía, por favor lee mi blog): sexo oral, la posición del perrito...pero hay otras y muchas mas, que, aún deseándolas igualmente, muchos hombres no pedirán a su pareja. A veces es por vergüenza, pero sobre todo por temor a que ella rechace la idea hasta el punto de que ya no quiera acostarse con él. Más vale pájaro en mano...hummm

Hablar sucio
Y cuanto más alto mejor. Les encanta poder decir cosas como "Te gusta, ¿eh, zorra?" y que tú le respondas "Fóllame más fuerte". Si además esto se acompaña de gemidos y gritos de placer por tu parte que hagan retumbar las paredes, tendrás un hombre feliz. A los hombres les excita muchísimo saber que están proporcionando placer a su pareja.
Pero cuidado, tiene que ser algo real, porque si no lo sientes y te limitas a imitar a una estrella del porno, lo más seguro es que se dé cuenta y se le vayan las ganas.
¿Por qué los hombres no lo piden? Porque piensan que te vas a sentir insultada, que tú creerás que ellos creerán que no eres una dama si lo haces. Si a ti te apetece, puedes empezar tú diciendo alguna frase subida de tono. Lo más seguro es que él se suba al carro y te acompañe antes siquiera de que tengas tiempo de terminarla.
Si eres un hombre y no sabes cómo plantear la cuestión, puedes empezar comentándole que a veces, en el calor del momento, dices cosas, pero que no expresión de lo que realmente piensas de ella. Luego, si ves que no le parece mal, le indicas que si le apetece, ella también puede decirte algo subido de tono.

Filmarlo
La erótica masculina es muy visual. Les encanta ver y verse. Les pone hacerte el amor y luego poder revivirlo en una pantalla.
Pero claro, ¿quién es la guapa que se arriesga a aparecer sin desearlo en un página de porno amateur? Mi consejo es que si os filmáis practicando sexo, hagáis sólo una copia y tú tengas el control sobre ella. Y por supuesto, no se te ocurra enviarla por correo electrónico.
En caso de que la idea de ser la protagonista de "Sueños Húmedos" no te convenza, o no tengas la suficiente confianza en tu pareja, siempre podéis utilizar el truco, viejo pero efectivo, de posicionar estratégicamente un espejo, de forma que él pueda disfrutar del espectáculo sin convertirlo en algo permanente.

Azotes
Y no sólo azotarte en el trasero a ti, que también, pero eso no tienen problemas en pedirlo. A algunos hombres les excita la sensación física de ser golpeados en las nalgas, pero no lo dicen por si piensas que eso significa que desean adoptar una actitud sumisa durante el sexo, cuando no es el caso.
Chicos, si tímidos a la hora de pedir unas buenas palmadas, siempre pueden esperar a estar en la posición del misionero y entonces coger su mano y azotar con ella. A no ser que lo estés haciendo con una muñeca hinchable, pillará la indirecta.

Juego anal
No, no me refiero a que quiera tener sexo anal contigo. Eso tampoco suelen tener problema en pedirlo. Me refiero a que a muchos hombres les gusta que les acaricien y besen esa zona, que les introduzcan la lengua o un dedo, e incluso penetraciones completas que estimulen su próstata., pero...no lo reconocerán ni muertos.¿Por qué? Por miedo a que tú cuestiones su orientación sexual.
Bueno, chicos, siento tener que ser yo la que os diga esto, pero la orientación sexual no tiene nada que ver con que te guste o no el sexo anal. Hay gays a los que no les gusta y hay heterosexuales a los que sí. Un hombre es un hombre y todos tienen próstata y las mismas terminaciones nerviosas en el ano.
Si quieres saber si a tu chico le va el juego anal, bastará con que le acaricies la zona con un dedo. Si no se pone pálido ni se aparta como si le quemaras, puedes sugerirle incorporarlo en vuestras relaciones sexuales.
Juegos de rol
A ser posible con disfraces.Una faldita corta sin nada debajo, unas botas hasta la rodilla o un top que apenas te cubra los pechos...Puede querer que seas una secretaria, una doncella francesa o incluso Lara Croft .
Los juegos de rol pueden ser divertidos para los dos y añaden picante en las relaciones sexuales, pero normalmente tendrás que sugerírselo tú. Podéis turnaros para elegir quién hará de qué cada vez. ¡Vivir las propias fantasías siempre resulta excitante!

Por supuesto, no a todos los hombres les gustan todas las sugerencias que os he dejado aquí. Y puede que al tuyo le guste una que haya nombrado. La clave para averiguar lo que desean secretamente los hombres está en la delicadeza. Vamos, que no le aparezcas un día sin previo aviso con un arnés y un pene de silicona para comprobar si le gusta el sexo anal.
Por supuesto, hay hombres menos tímidos que no dudan en pedir lo que quieren, incluso la primera vez que se acuestan con alguien. Pero si ese no es el caso, será más fácil que te confiese sus deseos secretos cuanta mayor sea la confianza. Una buena forma de conseguir esto es que tú le cuentes tu deseo secreto. Porque tú también tienes derecho a verlo cumplido, ¿no?
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CUAL ES TU FANTASIA SEXUAL?.....
Posted:Jul 3, 2013 11:34 am
Last Updated:Jan 23, 2014 6:20 am
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• Sexo en la playa.
No deja de ser una recurrente fantasía pero al ser la más nombrada, debo ponerlo en primer lugar. Sé lo que es estar por la noche en una playa y practicando sexo, me temo que debo recomendarlo…

• Estar atada o esposada y ojos vendados.
Sin duda es algo 100% recomendable a la hora del sexo o de hacer el amor, la sensación de no poder moverte provoca una excitación mayor y si tapamos los ojos mucho más.

• Hacerlo con 2 chicos o más personas “Gang Bang”
No tengo experiencia y las que me contaron esta fantasía tampoco. Pero no nos olvidemos del Gang Bang que está en la misma posición en cuanto a menciones y parece ser algo que interesa más a nuestras amigas solteras.

• Ser dominada, que sean bruscos con ella, sexo salvaje…
No siempre se quiere esto, pero ser dominada, ser tratada de una forma brusca, insultada… es parte de un rol que implica que las dos partes se conozcan bastante bien.

• Papel de”Dominadora”
Ser la chica mala y tener a la pareja bajo sus órdenes sin duda es algo que provoca una tensión sexual muy alta. El uso de látex, látigo u otra persona más en la práctica es algo ya de cada uno, aunque varias me han comentado que le gustaría hacerlo con otra chica y tener al novio bien atado como si de un perrito se tratara…

• Sexo oral
Sin duda algo que no podía olvidarse y después de una segunda ronda de preguntas ha salido pero todas han dicho que les gusta tanto dar como recibir.

• Sexo anal, beso negro.
Algo menos extendido pero que para muchos/as es una práctica habitual en su vida sexual. Personalmente es algo que me encanta y animo a todo el mundo; con cuidado e higiene.

• Posición: El estilo de perrito
El estilo perrito, creo que todo/as sabemos en que consiste, extenderse no merece la pena.

• Comida: Usar helados
Parece que los calores animan a que los cuerpos pidan un poco de helado…

• Hacerlo con alguien de color
Es el menos dicho por parte de las féminas, pero una noche con alguien de color les llama la atención. Me pregunto que si el tema “tamaño” es un motivo.
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SONIA: SEXO SALVAJE 1
Posted:Jun 27, 2013 1:25 pm
Last Updated:May 29, 2024 2:35 am
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Cuando desperté al dia siguiente, me sentía extraña, el hombre que amaba me había entregado a otro, como si yo fuera una puta de verdad. Y yo lo había disfrutado, me había sentido realmente como una puta, pero sentía que dentro de mí, lo había hecho por él, por agradarle, por contentarle. Porque quería ser algo más que su sumisa, algo más que una amante a la que veía cada tarde de seis a ocho. Por eso cedía a sus pretensiones. Fue aquel día cuando empecé a pensar que quizás Clara tenía razón, y Quique me estaba llevando por un mal camino. De todos modos, traté de apartar aquel pensamiento de mi cabeza y tras vestirme y desayunar me marché a la universidad, ya que tenía que hacer el examen de Selectividad. En realidad, no me salió demasiado bien, pues en los últimos días era evidente que no había podido estudiar y además, me pasé todo el examen pensando en Quique y en los sucedido la tarde anterior.
Aquella tarde cuando llegué al piso, Quique no había llegado aún como casi siempre, pero me había dejado una nota encima de la mesa del recibidor, junto a un pequeño paquete, la nota decía así:
“Buenas tardes preciosa, quiero que te desnudes, te coloques lo que hay en la caja y una gabardina negra que encontrarás en el armario de la habitación y me esperes. “
Abrí la caja y en ella encontré una especie de body, con unos bordados en forma de mariposa y varias tiras de goma, me lo puse y vi que me dejaba al descubierto tanto las tetas como mi sexo, bajo las tetas había una mariposa en cada una y la otra mariposa quedaba sobre mi sexo que estaba expuesto a la vista. Me puse la gabardina como me había indicado Quique y le esperé. A las seis en punto estaba abriendo la puerta, salí a recibirle y puesto que no me había abrochado la gabardina pudo ver lo bien que me sentaba el conjunto.
- Estas preciosa cielo. Hoy iremos a pasear, quiero que la gente vea con la belleza que estoy saliendo, pero también que vean a mi putita.
- ¿Qué? – Exclamé sorprendida – ¿Tengo que salir a la calle así?
- Sí, y dejaremos que te folle todo aquel que lo desee.
Una ola de placer se incrustó entre mis piernas, haciendo palpitar mi sexo, mientras la vergüenza se instalaba en mi corazón. Ahora sí que iba a ser realmente su puta.
- No, no voy a salir a la calle así, no, no voy a dejar que me folle cualquiera Quique.- Protesté ante la perspectiva.
- ¿Cómo que no? Aceptaste ser mi sumisa, aceptaste hacer todo lo que yo te pidiera o serías castigada.
- Sí, pero...
- No hay peros que valgan, saldremos a la calle, te exhibiré como a mi putita como y cuando quiera, delante de los hombres que a mi me parezca y si alguno quiere follarte, dejaré que lo hagan, y tú también te dejarás hacer o sino serás severamente castigada, aunque ya tienes un castigo por esta negación que cumplirás en cuanto volvamos del paseo. – Dijo firmemente, casi enfadado.
- Esta bien – acepté cabizbaja y humillada.
Porque por primera vez me sentí humillada antes los planes de mi amo y señor, y en aquel
momento fue cuando empecé a vislumbrar que sólo era eso, mi amo y señor, nada más, en su
corazón no había ni un ápice de amor por mí, yo era sólo su instrumento para hacer realidad sus
fantasías más oscuras.
Salimos a la calle y ya en la escalera, uno de los vecinos me miró como a una puta, con
desprecio. Quique se dio cuenta y le dijo:
- ¿Qué, te gusta mi putita?
El hombre que tendría unos cincuenta años, me miró de arriba abajo y antes de que pudiera decir
nada Quique le preguntó mientras destapaba la gabardina mostrando mi desnudo cuerpo:
- ¿Quieres fallártela? Te aseguro que es buena y se derrite por una polla.
Aquellas palabras me hicieron sentir aún más humillada, pero también más excitada. El hombre
se giró hacía el ascensor y como sombra que huye del diablo, dijo no y corrió por el hall hasta el
ascensor.
-Bueno, otro será, pero seguro que te has puesto cachonda, putita.
- Sí – afirmé sintiendo como mi sexo se humedecía y sintiendo también cierta vergüenza.
Salimos a la calle y mientras caminábamos calle abajo, todos los hombres con los que nos
cruzábamos me miraban. Caminamos unos cuantos metros, hasta llegar a un bar en el cual
entramos. Había unos diez o doce hombres de distintas edades. Y nada más entrar todos
me miraron. Enseguida Quique destapó la gabardina y todos se quedaron boquiabiertos y
más cuando dijo:
- ¿Quién quiere follarse a esta putita?
Yo seguía excitada y a pesar de lo vergonzoso de la situación, la excitación aumentaba más y
más inundando mi entrepierna. Ninguno de los hombres del local dijo nada.
- Venga, os la podéis follar gratis, solo con la condición de que yo esté presente. Esta muy buena y os aseguro que no lo hace nada mal, le encantan las pollas.
Finalmente un joven de unos treinta años se levantó y dijo:
- Venga, yo me la follo, vamos a los baños.
El chico se encaminó hacia el baño y Quique y yo le seguimos. Nada más entrar, Quique me quitó
la gabardina y ofreciéndome al chico dijo:
- Es toda tuya. Yo me siento en uno de los wáteres y os observo.
Mi sexo se estremeció excitado, mientras el rubor subía por mis mejillas. Me avergonzaba
sentirme tan excitada antes aquella extraña situación

El chico me cogió de la mano, y me situó frente al lavamanos de cara al espejo y espaldas a él.
Sentí su mano rozando mi sexo, luego como apartaba mis labios vaginales e introducía el dedo.
Todo mi cuerpo se estremeció, gemí y me dejé hacer.
- Uhm está muy caliente esta putita – Susurró el muchacho en mi oído, excitándome aún más.
- Sí, es una verdadera puta – dijo Quique.
Oí como el muchacho se bajaba la cremallera del pantalón, y enseguida noté su polla a la entrada
de mi sexo. Iba a ser follada por un desconocido delante de mi amante. Su polla me penetró
entonces, fuerte, insondable, llenándome por completo y todo mi cuerpo se estremeció, se
convulsionó y enseguida sentí como el muchacho empezaba a moverse, dentro y fuera, dentro y
fuera, una vez y otra, y otra, mientras con las manos me sujetaba al lavamanos para soportar sus
embestidas, que una tras otra, me hacían gemir, y sentir el placer creciendo entre mis piernas. El
muchacho se aferraba a mí y a mi cuerpo, sujetándome por los pechos con sus manos, empujaba
sin cesar, hasta que sentí como su sexo se hinchaba cada vez más dentro de mí y por fin
expulsaba su semen dentro de mí, sin darme opción a alcanzar mi propio orgasmo. El muchacho
sacó su sexo de mí, y oí la voz de Quique despertándome de aquel sueño de sensaciones:
- Muy bien, veo que ambos habéis disfrutado. Habéis conseguido ponerme a cien. Puedes
marcharte, muchachito, ahora la chica es para mí.
El chico salió del baño, Quique me cogió de la mano, y me llevó hasta el wc donde había estado
él observándome. Ni siquiera nos miramos a la cara, me situó de espaldas a él frente al wc, con
las manos apoyadas en el depósito de agua. Palpó mi sexo, lleno del semen del muchacho.
- Te ha dejado bien llena ese cabrón, ¿eh?
Uhm – solo pude articular aquel gemido, al sentir su dedo palpando mi sexo húmedo y lleno de
semen de otro hombre. Estaba excitada, caliente y ardiendo, deseando que me follara para llegar
al orgasmo que el chico me había negado.
Se bajó la cremallera, y diciéndome:
- Pues ahora te voy a llenar yo – llevó su polla erecta hasta mi raja y me penetró con una fuerte
embestida.
Todo mi cuerpo se estremeció y se sintió libre, lleno por fin del sexo del hombre al que amaba.
Sus embestidas se hicieron entonces urgentes, salvajes, sus manos se enredaron en mi cuerpo,
con una de ellas sujetaba mi pelo y tiraba de él. Mi voz gemía en cada uno de sus envites. Era
suya por fin. Salvajemente suya, porque así me estaba follando con un sentimiento salvaje y
furioso, como si haberme compartido con aquel extraño le hubiera dolido pero a la vez le excitara
sobremanera. También yo me sentía sumamente excitada y también empujaba hacía él con
fuerza, para sentirle cada vez más y más dentro de mí. Hasta que en medio de aquel salvaje mete
saca, mientras nuestros dos cuerpos jadeantes y sudorosos se sentían, estalló el orgasmo para
ambos. Gritamos extasiados, nos derrumbamos el uno sobre el otro de rodillas sobre el suelo y él
me abrazó con fuerza. El semen escapaba por mis piernas y su polla empezaba a ponerse
fláccida.
Y en medio de aquella vorágine de placer y sentimientos, uno cruzó mi mente y le dije:
- Me has convertido en una puta, maldito cabrón- me sentia avergonzada, sucia y engañada.
Me soltó de inmediato. Y nos quedamos un largo minuto así, separados, callados como si cada
uno estuviera en su propio mundo separado por miles de kilómetros.
Luego el me abrazó con fuerza y susurró:
- Lo siento, lo siento.
Ambos lloramos...Cuando dejamos de llorar, Quique me secó las lágrimas, limpió mi rostro, lo
tomó entre sus manos y mirándome a los ojos me susurró:
- Te quiero, te quiero.
Luego me dio un largo y profundo beso que enamorada correspondí. Aunque aquel incidente me
habia hecho darme cuenta de cuales eran sus verdaderos sentimientos hacia mí y desde luego no
eran de amor.
Nos vestimos y volvimos al piso. Los dos estuvimos en silencio durante todo el trayecto. Nada
más entrar en el piso, me ordenó:
- Quítate la gabardina y recuéstate sobre la mesa de la cocina, tenemos un castigo pendiente.
- Si mi amo – acepté.
Me quité la gabardina dejándola sobre el sofá y me dirigí hacia la mesa de la cocina, observé la
ventana, tenía las cortinas echadas e iba a abrirlas cuando él me dijo:
- No, hoy no quiero que nos vean. Hoy no – su voz ó apesadumbrada y triste, pero a la vez
llena de respeto.

Me recosté sobre la mesa y esperé. Quique sacó unas cuerdas de un cajón de la cocina, cogió
mis manos y situándolas por encima de mi cabeza, me las ató cada una a una de las patas de la
mesa. Luego con otras dos cuerdas ató mis piernas a las otras patas. Así atada y expuesta
enseguida adiviné lo que pretendía, y más cuando vi que sacaba un látigo pequeño del cajón
donde había sacado las cuerdas. Iba a ser azotada. Blandió el látigo sobre su cabeza y con
fuerza lo dejó caer sobre mi culo desnudo. El golpe fue doloroso, sentí una quemazón en mi nalga
que poco a poco fue aumentando con cada nuevo azote, y empecé a quejarme, a proferir un ¡ay!
Con cada azote que caía sobre mis desnudas y cada vez más enrojecidas y calientes nalgas.
Quique gemía en cada azote, parecía que estuviera haciendo un esfuerzo sobre humano, hasta
que no pudo soportarlo más, dejó el látigo a un lado, se desabrochó y bajó los pantalones,
dejando libre su erecta y larga polla y abriéndome las nalgas, me penetró. Gemí al sentir como su
verga entraba con fuerza en mi culo. Me estremecí por completo. Sentí sus salvajes embestidas
en mi culo, su voz jadeante, su cuerpo recostándose sobre el mío y sus brazos rodeándome.
Luego, sus embestidas se hicieron más tranquilas y pausadas.
- Te quiero, Sonia, te quiero.
Y justo en ese momento todo su cuerpo se estremeció al igual que el mío y nos fundimos
en un maravilloso orgasmo simultaneo. Se quedó abrazado a mi un rato, hasta que liberó
mis manos y mis piernas de las ataduras. Y nos sentamos en el sofá, desnudos
abrazados el uno al otro.
- ¿Por qué no nos quedamos a dormir aquí esta noche, juntos? – le propuse.
Si, seria hermoso – me respondió – en realidad las cosas con mi mujer no van bien – me confesó
en aquel momento – Y creo que toda la rabia que ella me hace sentir, la libero contigo,
perdóname.
No te preocupes – le dije tratando de creer en su palabras – hoy ha sido un día extraño pero
también muy placentero y me quedo con eso, cielo.
Nos fundimos en un dulce abrazo, y luego decidimos tomarnos una ducha. Primero me
duché yo, mientras él hacía la cena y llamaba a su mujer para decirle que no iría a dormir a
casa. Y luego mientras él se duchaba fui yo quien llamé a mi madre para decirle que
pasaría la noche con una amiga. Cenamos y tras la cena, nos fuimos a la cama. Aquella
fue la noche más hermosa, hicimos el amor con tranquilidad, sintiéndonos el uno al otro,
siendo solo amantes, olvidándonos que yo era su sumisa y él mi amo. Fue un noche
maravillosa.
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SONIA: SEXO SALVAJE 2
Posted:Jun 27, 2013 1:24 pm
Last Updated:May 29, 2024 2:35 am
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Pero por la mañana, cuando desperté él no estaba a mi lado. Miré el despertador, eran las ocho, luego oí una voz, la suya, estaba gritando. Me levanté de la cama y oí más claramente su voz gritando a través del teléfono, le vi también desnudo en el salón, andando y moviéndose nervioso:
- Eres una puta, sabes que no puedes hacer eso, mis hijos. Tengo derecho a verlos.
Hubo un silencio en el que supuse estaba hablando su mujer.
- Sí, me he liado con su canguro, ¿y qué? ¿Sabes? Ella es mil veces mejor que tu en la cama y sí, he pasado la noche con ella, ¿y qué?
De nuevo otro silencio, en el que él pareció ir tranquilizándose poco a poco.
- Vale, vale, el sábado por la mañana y tú estarás con nosotros, vale, vale. Solo una hora, vale.
Colgó el teléfono y lo lanzó sobre la mesa musitando furioso:
- ¡Maldita puta!
Le vi tan furioso que incluso me asusté, y me volví a la cama, fingiendo que seguía dormida. La puerta se abrió de un solo golpe y su voz ó fuerte, gritando:
- ¡Vamos, puta, quiero follarte, quiero tu culito ahora! – me anunció.
En aquel momento no sabia como debía actuar, estaba nervioso, furioso y eso me asustaba. Se lanzó sobre mi al ver que estaba inmóvil, y cogiéndome del brazo me dijo:
- ¡Vamos puta, ponte en cuatro para follarte!
Obedecí sin decir nada, y me puse en cuatro, estaba nerviosa y asustada y aún así, al ver su verga erecta, me excité.
- ¡Esa maldita puta me ha puesto nervioso, necesito descargarme y tu eres mi putita! – justificó su reacción colocándose detrás de mi.
- ¡Abrete las nalgas, puta! – me ordenó palmeando con fuerza mi culo.
- ¡Ah! – me quejé.
- ¡No quiero oir como te quejas o habrá castigo!
Y sin mas preámbulos, ni previa excitación me penetró, causándome un dolor punzante en mi ano. Me dejé hacer, y él empezó a empujar con fuerza, haciendo que su verga entrara y saliera de mi culo, que poco a poco dejó de dolerme y empecé a sentir la excitación que me producía su penetración.
- ¡Oh putita, tienes el mejor culo que he follado! – gimió recostándose sobre mi espalda y empujando mas profundamente, lo que hizo que el placer se fuera extendiendo poco a poco por mi culo.

Siguió empujando mientras su mano acariciaba mi clítoris y eso intensificaba el placer, haciéndome temblar y estremecer, en unos segundos el orgasmo explotaría en mi, y realmente fue así, no hizo falta más que unas cuantas embestidas más y que metiera uno de sus dedos en mi vagina para que mi cuerpo se convulsionara en un demoledor orgasmo al que siguió el suyo llenándome con su leche. Nos derrumbamos sobre la cama, exhaustos, y él me abrazó preguntándome:
- ¿Te he hecho daño? Quizás fui demasiado brusco.
- No, no me has hecho daño. Estoy bien – le respondí.
- Tengo que irme o llegare tarde al trabajo. Me voy a la ducha.
Se levantó dejándome en la cama acostada y entró en el baño. Me levanté de la cama y acercándome a la balconera abrí las cortinas, miré al edificio de enfrente y vi a Carlos que me observó sorprendido, me saludó y con un gesto me dio a entender que me follaria alli mismo. Sonreí, y dejé que me mirara, luego me volví mostrándole mi culo, lo abrí en un gesto lascivo y se lo mostré abierto, mientras lo observaba de reojo. Aquello me estaba excitando y a él también, porque enseguida se bajó la cremallera del pantalón y me mostró su considerable erección. En ese instante, oí la voz de Quique entrando en la habitación que me decía:
- ¡Qué puta eres, jugando con tu amiguito en la balconera!
Me asusté un poco al oírle, pues no esperaba que apareciera ya que la situación con Carlos me había hecho olvidar que Quique estaba en la casa. Le miré, solo llevaba una toalla en la cintura tapando sus partes intimas, se acercó a mí y me besó, mientras lo hacia larga y profundamente, introduciendo su lengua en mi boca, llevó su mano hasta mi sexo y lo rozó, metió un dedo en mi húmeda vagina y lo sacó.
- ¡Uhm, estas otra vez a puntito, zorrita! – susurró llevándose el dedo a la boca y chupando mis jugos , lo que elevó mi excitación.
- ¡Oh, sí, soy tu puta, fóllame otra vez aquí, de pie, mientras él nos mira, vamos hazlo! - le supliqué.
- No puedo, si lo hago llegaré tarde – me respondió mientras sacaba un traje limpio del armario, donde hacia unos días había dejado un par de ellos para emergencias.
- Por favor – le supliqué acercándome a él y cogiendo su mano para llevarla de nuevo a mi sexo húmedo y excitado.
- No – se mantuvo firme en su propósito – si quieres cuando yo me haya ido, invitas a tu amiguito y que te folle él, eso sí, dejaré encendida esta cámara – me señaló una cámara que había sobre el armario – y esta tarde veremos juntos lo que habéis hecho.
- Esta bien – acepté acercándome de nuevo a la balconera. Carlos seguía en la ventana expectante.
Le hice señal de que viniera para que follaramos. Y tras aceptar vi como cerraba la ventana.
- Ahora viene – le anuncié a Quique.
- Bien, pues ven aquí, voy a atarte a la cama para asegurarme de que no salís de esta habitación.
- ¿Qué? ¡No, estas loco! – protesté.
- Soy tu amo, ¿lo recuerdas? Haras lo que yo te diga y antes de que llegue ese bastardo para follarte te ataré a la cama. Y esta tarde tienes castigo.
- Si amo – acepté, acostándome sobre la cama.
- Ponte boca abajo, para que pueda follarte por todos los agujeros.
Obedecí, y Quique me ató la manos y los pies a los postes de la cama, dejándome totalmente abierta para mi amante, también colocó un cojín bajo mis caderas para que mi culo y mi sexo quedaran elevados de manera que Carlos me pudiera follar bien por ambos agujeros. Luego, terminó de vestirse y tras darme un dulce beso en los labios me dijo:
- Espero que disfrutes, nos vemos esta tarde, putita.

Y salió de la habitación. Pasaron algunos segundos, no muchos, y oí unos pasos acercándose a la habitación y luego la voz de Carlos:
- ¡Hola putita! Me has puesto como una moto antes. Tu amo me ha dicho que te trate como a una puta y que te folle por los dos agujeros. Y es lo que voy a hacer – dijo mientras se desnudaba.
Yo me sentía mojada al saber que iba a ser follada y usada como una puta, y que luego todo aquello lo vería Quique mientras quizás me volvía a follar. Estaba excitada y emocionada, y poco me importó que Carlos, tirara de mi pelo para darme un salvaje beso en la boca. Sin perder tiempo se desnudó y se situó tras de mi, sentí su cuerpo pegado al mío, su sexo entre mis piernas, rozando mi sexo y eso me calentó más haciendo que mi sexo se humedeciera mas. Sus dedos rozaron mi sexo.
- ¡Uhm estas mojadita, como una buena puta! – dijo, mientras dirigía su sexo a mi vagina y me penetraba sin mas preámbulos.
- ¡Ah! – gemí al sentir como entraba, como hundía su verga en mi vagina excitada.

Carlos empezó a empujar, mientras me besaba el cuelo, la mejilla y con sus manos trataba de acariciar y estrujar mis tetas. Ninguno de los dos decía nada, solo follábamos y gemíamos. Los gemidos era lo único que se oía en aquella habitación. Carlos empujaba una y otra vez contra mi, sin parar, mientras mi cuerpo se convulsionaba y empujaba hacía él para sentirle mas profundamente. Estaba ardiendo, excitada y sentía como el orgasmo estaba a punto de llegar, cuando repentinamente, Carlos sacó su verga de mi coño.
- ¡Oh, que haces! – musité decepcionada.
- Traquila, putita, voy por otro camino, nada mas – dijo y enseguida sentí su pene pujando por entrar en mi ano.
Me retorcí y gemí:
- ¡Ah, Dios, fóllame cabrón! – le dije, estaba desatada, embriagada de deseo y placer.
- ¡Oh si, zorra!
Su polla entró por completo en mi culo y empezó a empujar, dentro y fuera, dentro y fuera, haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera y el placer volviera a surgir. Empujé con fuerza hacia él, quería correrme, lo necesitaba, quería sentir como mi cuerpo se elevaba hasta el éxtasis y así fue, empecé a sentir el cosquilleo recorrer mi sexo y luego todo mi cuerpo convulsionándose y mi garganta gritando, alcanzando el orgasmo. También Carlos empezó a gemir, acelerando sus movimientos en mi culo y convulsionándose, llenándome con su leche. Cuando nuestros cuerpos se apaciguaron, nos quedamos inmóviles los dos, mientras sentía como su erección decrecía y su pene salía de mi culo. Luego se acostó a mi lado y volvió a besarme en la boca.
- Eres una buena zorra, Quique debe estar contento contigo.
- ¡Uhm! Supongo – musité exhausta de placer.
Y justo en aquel momento ó mi móvil que estaba sobre la mesita de noche.
- ¿Puedes cogerlo? – le pedí a Carlos.
- Sí, claro – Carlos lo cogió y me dijo: - Es Quique – Luego se lo puso en la oreja y oí que le contestaba a Quique – Si señor, así lo haré.
Cortó la llamada y dejó el móvil sobre la mesita. Abrió el cajón y vi que sacaba un arnés con dos penes vibradores.
- ¿Qué haces? – pregunté sorprendida.
- Tu amo me ha dicho que este será tu castigo. Debo colocarte este arnés y luego él vendrá a quitártelo a mediodía.
- No, por favor, no – protesté.
- Ya me dijo que probablemente protestarías, pero sabes que debes cumplir ese castigo.
- Sí, pero no puedo quedarme aquí atada toda la mañana.
- Claro que puedes, me ha dicho que ha hablado con tus padres y sabe que no tienes nada que hacer hoy.
Me sentí derrotada en ese momento, extraña, mi amo controlaba mi vida casi por completo. ¿Cómo podía ser que dejara que me hiciera eso? Mientras estaba inmersa en esos pensamientos Carlos me puso el arnés, y aprovechando la lubricación que su follada me había causado introdujo ambos penes en mis agujeros. Luego puso en marcha los vibradores y el aparato empezó a moverse en mi interior.
- ¡Oh, no, esto no! – protesté sabiendo que no podría resistir mucho tiempo aquella vibración sin correrme y que un orgasmo tras otro quizás me harían desmayar.
- Si, dice que procures soportarlos sin correrte – dijo Carlos con una sonrisa de perversa dibujada en su rostro.
Tras eso se vistió, mientras me decía:
- Es una lástima que no pueda quedarme a ver como gozas, y como te las apañas para no correrte, pero tengo cosas que hacer.
- ¡Aaaahh! – gemí como única respuesta tratando de distraer mi mente del cosquilleo que aquel aparato producía en mi entrepierna.
Carlos me dio un ultimo beso y me dejó allí sola, abierta y siendo follada por un arnés vibrador. La vibración que aquellos dos penes producían en mi sexo y mi ano hacían que el placer se extendiera por todo mi cuerpo y no pudiera evitar sentir que el orgasmo nacía en mi, traté de apagarlo, de evitarlo manteniéndome lo mas inmóvil posible, pero eso no hacia sino intensificar la vibración y finalmente me corrí en un demodelor orgasmo. A ese primer orgasmo le siguieron varios mas, hasta que perdí la noción del tiempo y el espacio, y empecé a sentirme mareada al ir encadenando orgasmos, hasta que finalmente me desmayé.

No sé cuanto tiempo pasé en aquel estado, solo recuerdo que tuve un largo sueño erótico con Quique y un guapo desconocido. Y finalmente, la voz de Quique me despertó.
- Sonia, despierta, Sonia.
Abrí los ojos despacio, aun podía sentir entre mis piernas los dos penes, pero ahora estaban parados, no vibraban.
- ¡Oh, me desmayé! – Exclamé aliviada - ¡No lo pude evitar! Yo...
- Lo sé, fue demasiado para ti, pequeña. Mi pequeña putita se desmayó de placer.
- Si.
- Bueno, sabes que eso conlleva un castigo – Dijo Quique mientras me desataba de pies y manos.
- Si, pero no puedo Amo. Ahora no – protesté, pues me sentía muy débil.
- Sabes que no eres tú quien decide eso. Vamos a la cocina, hoy comeremos juntos – me anunció.
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ESTA MAÑANA
Posted:Jun 26, 2013 9:26 am
Last Updated:Jul 10, 2013 9:52 am
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Esta mañana me he levantado sintiendo un cosquilleo especial entre mis piernas. Pensaba que podría ser y entonces he pensado en tí, notando que ese cosquilleo aumentaba y poco a poco he ido recordando que esta noche tú has estado en mis sueños. He soñado que me llenabas de besos, que tus labios me provocaban un hermoso estremecimiento cuando rozaban mi cuello, que tú mano me hacía vibrar cuando acariciaba mi sexo. He sentido que mi sexo se humedecía cuando el tuyo rozaba sus puertas y todo mi cuerpo te deseaba en ese momento. He sentido que tu sexo se introducía en mí, que tu corazón latía junto al mio, que tu lengua peleaba con la mia y que nos amabamos apasionadamente sintiendonos el uno al otro. Esta mañana he descubierto cuanto y como te sueño, cuanto y como te siento dentro de mí, aún en la distancia.
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SONIA RELATOS DE UNA SUMISA
Posted:Jun 25, 2013 9:32 pm
Last Updated:May 29, 2024 2:35 am
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Pero por la mañana, cuando desperté él no estaba a mi lado. Miré el despertador, eran las ocho, luego oí una voz, la suya, estaba gritando. Me levanté de la cama y oí más claramente su voz gritando a través del teléfono, le vi también desnudo en el salón, andando y moviéndose nervioso:
- Eres una puta, sabes que no puedes hacer eso, mis hijos. Tengo derecho a verlos.
Hubo un silencio en el que supuse estaba hablando su mujer.
- Sí, me he liado con su canguro, ¿y qué? ¿Sabes? Ella es mil veces mejor que tu en la cama y sí, he pasado la noche con ella, ¿y qué?
De nuevo otro silencio, en el que él pareció ir tranquilizándose poco a poco.
- Vale, vale, el sábado por la mañana y tú estarás con nosotros, vale, vale. Solo una hora, vale.
Colgó el teléfono y lo lanzó sobre la mesa musitando furioso:
- ¡Maldita puta!
Le vi tan furioso que incluso me asusté, y me volví a la cama, fingiendo que seguía dormida. La puerta se abrió de un solo golpe y su voz ó fuerte, gritando:
- ¡Vamos, puta, quiero follarte, quiero tu culito ahora! – me anunció.
En aquel momento no sabia como debía actuar, estaba nervioso, furioso y eso me asustaba. Se lanzó sobre mi al ver que estaba inmóvil, y cogiéndome del brazo me dijo:
- ¡Vamos puta, ponte en cuatro para follarte!
Obedecí sin decir nada, y me puse en cuatro, estaba nerviosa y asustada y aún así, al ver su verga erecta, me excité.
- ¡Esa maldita puta me ha puesto nervioso, necesito descargarme y tu eres mi putita! – justificó su reacción colocándose detrás de mi.
- ¡Abrete las nalgas, puta! – me ordenó palmeando con fuerza mi culo.
- ¡Ah! – me quejé.
- ¡No quiero oir como te quejas o habrá castigo!
Y sin mas preámbulos, ni previa excitación me penetró, causándome un dolor punzante en mi ano. Me dejé hacer, y él empezó a empujar con fuerza, haciendo que su verga entrara y saliera de mi culo, que poco a poco dejó de dolerme y empecé a sentir la excitación que me producía su penetración.
- ¡Oh putita, tienes el mejor culo que he follado! – gimió recostándose sobre mi espalda y empujando mas profundamente, lo que hizo que el placer se fuera extendiendo poco a poco por mi culo.

Siguió empujando mientras su mano acariciaba mi clítoris y eso intensificaba el placer, haciéndome temblar y estremecer, en unos segundos el orgasmo explotaría en mi, y realmente fue así, no hizo falta más que unas cuantas embestidas más y que metiera uno de sus dedos en mi vagina para que mi cuerpo se convulsionara en un demoledor orgasmo al que siguió el suyo llenándome con su leche. Nos derrumbamos sobre la cama, exhaustos, y él me abrazó preguntándome:
- ¿Te he hecho daño? Quizás fui demasiado brusco.
- No, no me has hecho daño. Estoy bien – le respondí.
- Tengo que irme o llegare tarde al trabajo. Me voy a la ducha.
Se levantó dejándome en la cama acostada y entró en el baño. Me levanté de la cama y acercándome a la balconera abrí las cortinas, miré al edificio de enfrente y vi a Carlos que me observó sorprendido, me saludó y con un gesto me dio a entender que me follaria alli mismo. Sonreí, y dejé que me mirara, luego me volví mostrándole mi culo, lo abrí en un gesto lascivo y se lo mostré abierto, mientras lo observaba de reojo. Aquello me estaba excitando y a él también, porque enseguida se bajó la cremallera del pantalón y me mostró su considerable erección. En ese instante, oí la voz de Quique entrando en la habitación que me decía:
- ¡Qué puta eres, jugando con tu amiguito en la balconera!
Me asusté un poco al oírle, pues no esperaba que apareciera ya que la situación con Carlos me había hecho olvidar que Quique estaba en la casa. Le miré, solo llevaba una toalla en la cintura tapando sus partes intimas, se acercó a mí y me besó, mientras lo hacia larga y profundamente, introduciendo su lengua en mi boca, llevó su mano hasta mi sexo y lo rozó, metió un dedo en mi húmeda vagina y lo sacó.
- ¡Uhm, estas otra vez a puntito, zorrita! – susurró llevándose el dedo a la boca y chupando mis jugos , lo que elevó mi excitación.
- ¡Oh, sí, soy tu puta, fóllame otra vez aquí, de pie, mientras él nos mira, vamos hazlo! - le supliqué.
- No puedo, si lo hago llegaré tarde – me respondió mientras sacaba un traje limpio del armario, donde hacia unos días había dejado un par de ellos para emergencias.
- Por favor – le supliqué acercándome a él y cogiendo su mano para llevarla de nuevo a mi sexo húmedo y excitado.
- No – se mantuvo firme en su propósito – si quieres cuando yo me haya ido, invitas a tu amiguito y que te folle él, eso sí, dejaré encendida esta cámara – me señaló una cámara que había sobre el armario – y esta tarde veremos juntos lo que habéis hecho.
- Esta bien – acepté acercándome de nuevo a la balconera. Carlos seguía en la ventana expectante.
Le hice señal de que viniera para que follaramos. Y tras aceptar vi como cerraba la ventana.
- Ahora viene – le anuncié a Quique.
- Bien, pues ven aquí, voy a atarte a la cama para asegurarme de que no salís de esta habitación.
- ¿Qué? ¡No, estas loco! – protesté.
- Soy tu amo, ¿lo recuerdas? Haras lo que yo te diga y antes de que llegue ese bastardo para follarte te ataré a la cama. Y esta tarde tienes castigo.
- Si amo – acepté, acostándome sobre la cama.
- Ponte boca abajo, para que pueda follarte por todos los agujeros.
Obedecí, y Quique me ató la manos y los pies a los postes de la cama, dejándome totalmente abierta para mi amante, también colocó un cojín bajo mis caderas para que mi culo y mi sexo quedaran elevados de manera que Carlos me pudiera follar bien por ambos agujeros. Luego, terminó de vestirse y tras darme un dulce beso en los labios me dijo:
- Espero que disfrutes, nos vemos esta tarde, putita.

Y salió de la habitación. Pasaron algunos segundos, no muchos, y oí unos pasos acercándose a la habitación y luego la voz de Carlos:
- ¡Hola putita! Me has puesto como una moto antes. Tu amo me ha dicho que te trate como a una puta y que te folle por los dos agujeros. Y es lo que voy a hacer – dijo mientras se desnudaba.
Yo me sentía mojada al saber que iba a ser follada y usada como una puta, y que luego todo aquello lo vería Quique mientras quizás me volvía a follar. Estaba excitada y emocionada, y poco me importó que Carlos, tirara de mi pelo para darme un salvaje beso en la boca. Sin perder tiempo se desnudó y se situó tras de mi, sentí su cuerpo pegado al mío, su sexo entre mis piernas, rozando mi sexo y eso me calentó más haciendo que mi sexo se humedeciera mas. Sus dedos rozaron mi sexo.
- ¡Uhm estas mojadita, como una buena puta! – dijo, mientras dirigía su sexo a mi vagina y me penetraba sin mas preámbulos.
- ¡Ah! – gemí al sentir como entraba, como hundía su verga en mi vagina excitada.

Carlos empezó a empujar, mientras me besaba el cuelo, la mejilla y con sus manos trataba de acariciar y estrujar mis tetas. Ninguno de los dos decía nada, solo follábamos y gemíamos. Los gemidos era lo único que se oía en aquella habitación. Carlos empujaba una y otra vez contra mi, sin parar, mientras mi cuerpo se convulsionaba y empujaba hacía él para sentirle mas profundamente. Estaba ardiendo, excitada y sentía como el orgasmo estaba a punto de llegar, cuando repentinamente, Carlos sacó su verga de mi coño.
- ¡Oh, que haces! – musité decepcionada.
- Traquila, putita, voy por otro camino, nada mas – dijo y enseguida sentí su pene pujando por entrar en mi ano.
Me retorcí y gemí:
- ¡Ah, Dios, fóllame cabrón! – le dije, estaba desatada, embriagada de deseo y placer.
- ¡Oh si, zorra!
Su polla entró por completo en mi culo y empezó a empujar, dentro y fuera, dentro y fuera, haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera y el placer volviera a surgir. Empujé con fuerza hacia él, quería correrme, lo necesitaba, quería sentir como mi cuerpo se elevaba hasta el éxtasis y así fue, empecé a sentir el cosquilleo recorrer mi sexo y luego todo mi cuerpo convulsionándose y mi garganta gritando, alcanzando el orgasmo. También Carlos empezó a gemir, acelerando sus movimientos en mi culo y convulsionándose, llenándome con su leche. Cuando nuestros cuerpos se apaciguaron, nos quedamos inmóviles los dos, mientras sentía como su erección decrecía y su pene salía de mi culo. Luego se acostó a mi lado y volvió a besarme en la boca.
- Eres una buena zorra, Quique debe estar contento contigo.
- ¡Uhm! Supongo – musité exhausta de placer.
Y justo en aquel momento ó mi móvil que estaba sobre la mesita de noche.
- ¿Puedes cogerlo? – le pedí a Carlos.
- Sí, claro – Carlos lo cogió y me dijo: - Es Quique – Luego se lo puso en la oreja y oí que le contestaba a Quique – Si señor, así lo haré.
Cortó la llamada y dejó el móvil sobre la mesita. Abrió el cajón y vi que sacaba un arnés con dos penes vibradores.
- ¿Qué haces? – pregunté sorprendida.
- Tu amo me ha dicho que este será tu castigo. Debo colocarte este arnés y luego él vendrá a quitártelo a mediodía.
- No, por favor, no – protesté.
- Ya me dijo que probablemente protestarías, pero sabes que debes cumplir ese castigo.
- Sí, pero no puedo quedarme aquí atada toda la mañana.
- Claro que puedes, me ha dicho que ha hablado con tus padres y sabe que no tienes nada que hacer hoy.
Me sentí derrotada en ese momento, extraña, mi amo controlaba mi vida casi por completo. ¿Cómo podía ser que dejara que me hiciera eso? Mientras estaba inmersa en esos pensamientos Carlos me puso el arnés, y aprovechando la lubricación que su follada me había causado introdujo ambos penes en mis agujeros. Luego puso en marcha los vibradores y el aparato empezó a moverse en mi interior.
- ¡Oh, no, esto no! – protesté sabiendo que no podría resistir mucho tiempo aquella vibración sin correrme y que un orgasmo tras otro quizás me harían desmayar.
- Si, dice que procures soportarlos sin correrte – dijo Carlos con una sonrisa de perversa dibujada en su rostro.
Tras eso se vistió, mientras me decía:
- Es una lástima que no pueda quedarme a ver como gozas, y como te las apañas para no correrte, pero tengo cosas que hacer.
- ¡Aaaahh! – gemí como única respuesta tratando de distraer mi mente del cosquilleo que aquel aparato producía en mi entrepierna.
Carlos me dio un ultimo beso y me dejó allí sola, abierta y siendo follada por un arnés vibrador. La vibración que aquellos dos penes producían en mi sexo y mi ano hacían que el placer se extendiera por todo mi cuerpo y no pudiera evitar sentir que el orgasmo nacía en mi, traté de apagarlo, de evitarlo manteniéndome lo mas inmóvil posible, pero eso no hacia sino intensificar la vibración y finalmente me corrí en un demodelor orgasmo. A ese primer orgasmo le siguieron varios mas, hasta que perdí la noción del tiempo y el espacio, y empecé a sentirme mareada al ir encadenando orgasmos, hasta que finalmente me desmayé.

No sé cuanto tiempo pasé en aquel estado, solo recuerdo que tuve un largo sueño erótico con Quique y un guapo desconocido. Y finalmente, la voz de Quique me despertó.
- Sonia, despierta, Sonia.
Abrí los ojos despacio, aun podía sentir entre mis piernas los dos penes, pero ahora estaban parados, no vibraban.
- ¡Oh, me desmayé! – Exclamé aliviada - ¡No lo pude evitar! Yo...
- Lo sé, fue demasiado para ti, pequeña. Mi pequeña putita se desmayó de placer.
- Si.
- Bueno, sabes que eso conlleva un castigo – Dijo Quique mientras me desataba de pies y manos.
- Si, pero no puedo Amo. Ahora no – protesté, pues me sentía muy débil.
- Sabes que no eres tú quien decide eso. Vamos a la cocina, hoy comeremos juntos – me anunció.
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ALGO SALVAJE.....BUEN RELATO
Posted:Jun 25, 2013 8:40 pm
Last Updated:Jun 27, 2013 1:22 pm
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Me llevó hasta la cocina, la mesa estaba ya puesta, yo seguía desnuda; me senté en la silla y entonces Quique sacó unas cuerdas de un cajón y me ató a la silla con las piernas abiertas y los brazos detrás de la espalda. Seguidamente me colocó un par de pinzas de la ropa en los pezones y gemí por el dolor, al sentir como me pellizcaban.
- Yo te daré de comer mientras soportas el castigo – me anunció Quique situando un plato de macarrones frente a mi.
El dolor en los pezones era insoportable, pero sabia que si me quejaba seria aun más duramente castigada, así que soporté como pude aquel dolor punzante. Entre tanto, Quique sentado a mi lado, me iba dando los macarrones y de vez en cuando movía las pinzas para que la tortura fuera aun más intensa. Pero extrañamente, empecé a sentirme excitada ante aquella situación y mi sexo comenzó a humedecerse. Gemí cuando Quique pasó sus dedos por mi sexo húmedo.
- ¡Que puta eres, ya estas húmeda y excitada! – dijo.
Volví a gemir, deseando que introdujera sus dedos en mi, pero en lugar de eso, Quique los llevó hasta mi boca y me hizo chuparlos saboreando mis jugos. Aquello aún me excitó mas y traté de frotar mi sexo sobre la silla.
- ¡Oh Amo, fóllame! – Me atreví a suplicarle.
Me abofeteó diciendo:
- ¡No, zorra! Sabes que no eres tu quien decide eso, y si te follo ahora no estarás lista para lo que tengo preparado para esta tarde.

Aquellas palabras aun me encendieron más. Y sentí como mi sexo palpitaba de deseo. Quique se sentó entonces a la mesa y tras ponerse un plato de macarrones, comió, mientras yo seguía sentada, atada a la silla, soportando el dolor que las pinzas me producían en los pezones.
Cuando terminó de comer, Quique me quitó las pinzas de los pezones y me desató de la silla. Libre del suplicio de aquel castigo, y como pude, pues tenia las piernas algo dormidas por la postura en la que había estado sometida, me levanté.
- Bien ahora debes reponer fuerzas, necesito tenerte en forma esta tarde, así que descansaras un poco hasta que vuelva, vamos a la habitación, primero debo prepararte.
Obediente y caminando delante de él me dirigí a la habitación. Al llegar Quique me ordenó:
- Ponte en cuatro sobre la cama, con tu culo hacia mi. Tenemos que entrenar un poquito ese culito.
Hice lo que me indicaba y enseguida sentí sus dedos hurgando mi agujero posterior, lo que de nuevo me encendió, rozó con sus dedos mi húmeda vagina y esparció mis jugos por mi ano. Luego se fue hasta el cajón de la cómoda, y vi que extraía algo, cuando de nuevo se acercaba a mí vi lo que era. Tenia un enorme plug anal entre sus manos. Algo asustada le pregunté:
- ¿Qué vas a hacer con eso Quique?
- Te lo meteré en el culito – dijo con cierta perversidad.
- Pero es demasiado grande, es más grueso que tu polla – protesté.
- Sí, pero es necesario, tienes que tener el ano listo para lo que te va a follar ese culito esta tarde. Así que mientras duermes una reparadora siesta, llevarás este plug en el culo.
- Amo, no, me va a doler- me quejé.
- No te preocupes, putita, te lubricaré bien, y en cuanto te relajes te sentirás bien, hasta te gustará.
Y sin más, tras poner un poco de lubricante en el plug, Quique empezó a empujarlo dentro de mi ano. La presión al principio dolió, sobretodo cuando la parte más ancha tuvo que entrar en mi culo, luego poco a poco, mientras trataba de relajarme fue disminuyendo.

Quique dio una palmada en mi culo cuando el plug estuvo perfectamente colocado. Eso me excitó, ya que el plug se movió. Era una sensación maravillosa.
- Bien, ahora debes descansar – me dijo, haciendo que me tumbara en la cama de nuevo, y tapándome con las sabanas.
Cerré los ojos y en pocos segundos estaba durmiendo.
Un beso me despertó y luego la voz de Quique.
- Vamos despierta.
Sentí como el plug abandonaba mi cuerpo. Sin duda, Quique lo estaba quitando.
Abrí los ojos y junto a la cama, desnudo, estaba Quique, su sexo estaba en plena erección. Detrás de él había otro hombre, también desnudo.
- Sonia, este es mi mentor. Mi maestro en esto de la dominación, el me enseñó a ser un buen amo, por eso quería que lo conocieras.
Quique me tendió la mano y tras destaparme se la tomé y me levanté.
Me dirigí al hombre tendiéndole mi mano que él tomó entre las suyas y la besó.
- Hermosa sumisa. Quique me habló de ti, pero todo lo que dijo se queda corto ante tu hermosa imagen – sus ojos me miraban con una penetrante mirada que me hizo estremecer.
- Gracias. – le dije sonrojándome, sobre todo cuando vi su pene adormilado, era mas grande de cualquier otro que hubiera visto antes.
- Bien, señorita – dijo Quique- hemos preparado el comedor para una gran sesión de sexo y dominación, ¿verdad, Alberto?
- Si. Hoy será tu bautizo, en cierto modo, como sumisa – explicó el amigo de Alberto con una dulce y atrayente voz.
- Vamos putita – me ordenó Quique.
Nos dirigimos al comedor y me quedé helada al ver lo que allí habían montado los dos hombres. Había una especie de potro con correas, cuerdas, un par de cadenas que pendían del techo, y barras. Y sobre la mesa varios vibradores, arneses, etc. De todos los tamaños y colores. Mi sexo se humedeció al ver todo aquello e imaginar lo que pasaría allí. Lo que aquellos dos hombres tenían previsto para aquella tarde de bautizo.
- Bien, lo primero de todo, las manos atrás putita – me ordenó Quique cogiendo unas correas.
Me ató las muñecas en la espalda con las correas dejándome inmovilizada.
- Ven – me ordenó entonces Alberto, llevándome hasta el potro y haciéndome inclinar sobre él.

Su mirada me quemaba en todo momento, había algo en sus ojos, que jamás había visto en los de otro hombre y menos en los de Quique. No podía dejar de mirarle.
Me ataron las piernas abiertas a las patas del potro con sendas correas y tras eso sentí unos dedos acariciar mi sexo.
- Uhm, perfecto, listo para la acción – dijo Alberto – tienes una buena putita.
Mi cuerpo se estremeció ante aquel toque.
- Ya te lo dije. Venga, pónselo – le suplicó Quique a su amigo.
En mi cabeza rondaba la duda, ¿qué debía ponerme? Pero sin saber porque Alberto me hacia sentir segura y tranquila y me dejé hacer. Sentí entonces algo frío en la entrada de mi coño y como lo deslizaba hacia mi interior. Me estremecí, pues la sensación fue maravillosa, sin duda era un vibrador, ya que inmediatamente empezó a moverse dentro de mí.
- ¡Ah!- gemí.
- ¡Shhhuuuu! Nada de gemir, nada de correrse. Debes ser fuerte y soportarlo sin correrte hasta que yo te lo ordene – dijo Quique.
- ¡Oh, si amo! – acepté, aun sin estar muy segura de poder controlar mi placer, ya que la vibración causaba estragos en mi sexo húmedo y excitado.
La vibración del aparato me llevó hasta un punto en que mi sexo se contrajo, pero justo cuando el orgasmo iba a empezar, la vibración se detuvo y un manotazo golpeó mi nalga.
- ¡Ay! – me quejé, esta vez por el dolor. Traté de mirar hacia atrás, para ver quien me había golpeado y vi a Alberto con una fusta en la mano. Sus ojos de nuevo sobre mi, y esa mirada penetrante pero a la vez tranquilizadora. Sus labios parecían llamarme a gritos.
La vibración volvió a concentrarse en mi vagina, mientras sentía como algo se introducía en mi culo, sin duda era un plug que hizo que mi ano se expandiera. De nuevo el cosquilleo del orgasmo aparecía y de nuevo la vibración se detenía y la palmada caia sobre mi nalga, lo que hizo que el plug se moviera y me diera otra oleada de placer.
Todo permaneció en silencio y quieto unos segundos. Ambos hombres gemían y observaban, sus movimientos estaban perfectamente sincronizados, sin duda no era la primera vez que hacía aquello. Y de nuevo, la vibración golpeando mi sexo, y el placer abriéndose paso, y otra vez se detenía y una palmada en mi nalga haciéndome gemir.
- ¡Ah!
- Habrá que buscar una nueva manera de callar a esta putita – musitó Quique poniéndose frente a mi con su pene erecto – Vamos chupa, zorrita, así callaras como te ordené.
Abrí la boca y me dispuse a recibir aquella polla.
- ¡Uhm que excitante imagen! – Dijo Alberto detrás de mi y sin aviso dejó caer la fusta sobre mis nalgas en una estridente palmada, lo que precipitó mi cuerpo hacia la polla de mi amo.
- ¡Oh, Dios, que boca! – musitó Quique mientras trataba de concentrarme en darle el placer que deseaba con mi boca.
Durante los siguientes minutos, la vibración siguió encendiéndose y apagándose cada vez que estaba apunto de alcanzar el orgasmo y la fusta de Alberto caía sobre mis nalgas, mientras con la boca chupaba y engullía la polla de Quique tratando de darle el placer que deseaba. Hasta que sentí como derramaba su semen en mi garganta, y tanto la vibración como los golpes se detenían, y Alberto sacaba el vibrador y el plug de mi cuerpo. Me sentí libre pero tambien frustrada cuando mi cuerpo pudo por fin descansar, pero sin haber obtenido la recompensa de disfrutar del placer que me había proporcionado el vibrador.
- Bien, has sido buena chica – me dijo Alberto, desatándome las piernas y ayudándome a incorporarme. Entonces me miró de nuevo, y desee besarle en la boca y sin saber como vi en sus ojos que él también lo deseaba.
Quique se había dejado caer sobre el sofá exhausto quizás. O eso pensé yo, pero en realidad, le había dejado el mando de la situación a Alberto, que me llevó hasta las cadenas que pendían del techo. Me desató la cuerda y me hizo poner las muñecas en las correas que había al final de estas. Luego, cogió una barra de metal que había en las mesa y me ató los tobillos a los extremos con sendas correas, dejando mis piernas abiertas.
- Bien, vamos a empezar, ahora voy a follarte solo yo. Ya sabes, no puedes correrte hasta que te lo ordene yo. Tu amo nos observará.
Asentí con la cabeza, sabiendo que con Alberto podía sentirme segura. La excitación aumento cuando por mi cabeza cruzó la imagen de lo que se suponía que Alberto me haría.
Lo primero que hizo Alberto fue colocarme un par de pinzas en los pezones, haciendo que me mordiera los labios ante el dolor, pero soportándolo. Luego cogió un masajeador que había sobre la mesa, lo puso en marcha y lo aplicó sobre mi clítoris, el masaje empezó a hacer efecto, haciéndome estremecer. Traté de soportarlo como pude, aunque no podía evitar restregarme contra él, pues me gustaba la sensación que me producía en el clítoris. Cerré los ojos y por un segundo estuve a punto de dejarme ir, pero recordé las palabras de Alberto, sobretodo cuando una fuerte palmada cayó sobre mis nalgas. Sus ojos se cruzaron con los míos entonces y traté de sobreponerme, quería causarle buena impresión a mi improvisado amante-amo. Quique en el sofá, se acariciaba el sexo que poco a poco volvía a ponerse duro y erecto.
Alberto quitó el vibrador, cuando estaba casi al borde del orgasmo y se acercó de nuevo a la mesa. Vi que cogía un pene de látex bastante grueso y diciendo:
- Hay que preparar bien este culito – dijo, haciéndome sacar el culo y acercándolo, luego presionó.
- ¡Ah! – gemí al sentir como me penetraba dejando caer mi cabeza hacia atrás.
La sensación de plenitud era demasiado intensa y aumentó cuando empezó a moverlo dentro y fuera una y otra vez, lo que me hizo gemir, esta vez de placer:
- ¡Aaaahhh!
- ¡Uhm que buena puta, seguro que necesitas una polla que te llene ¿verdad? Que te de ese placer que estas conteniendo – Dijo Alberto sacando el pene de mi agujero trasero.
- ¡Ah, si! – gimotee extasiada mirándole a los ojos desafiante y deseando que lo hiciera, que me llenara. Claro que lo necesitaba, estaba loca por sentir el orgasmo de una vez por todas. Y sobretodo sentir su verga dentro de mí.
- Bien, con el permiso de tu amo te voy a follar el culo y te dejaré correrte, pero... sólo cuando yo te de permiso lo harás, ¿vale? Este es el momento de tu bautizo - como sumisa, tu nacimiento al mundo de la dominación y cuando estés lista derramaré mi semen en ti como símbolo de esta iniciación

- Síiii – respondí. Mi sexo palpitó y enseguida sentí como Alberto me cogía por las caderas, situaba mi culo frente a su erecta polla y con cuidado la introducía en mi dilatado ano.
La polla entró despacio, firme, hasta lo mas profundo de mi agujero negro. Sentí como mi intestino se acomodaba a aquella gran polla y como la apretaba. Luego Alberto empezó a bombear despacio, haciendo que todo el placer se concentrara en mi agujero trasero, era una sensación sublime y maravillosa; sentirme llena y excitada de aquella manera. Mientras empujaba, las manos de Alberto subieron hasta mis senos y los apretó y masajeó con cariño intensificando las sensaciones y haciéndome gemir. Estaba a mil y en pocos segundos al borde de nuevo del orgasmo por lo que supliqué:
- ¿Puedo correrme?
- No, aún no, putita, aguanta. – Me ordenó firme Alberto.
Soporté sus envites mientras trataba de apartar el placer y las sensaciones de mi mente y mi cuerpo. Miré a Quique, que sentado en el sofá, se seguía meneando la polla, lo que me hizo estremecer y pensar que no podría soportar mas embestidas sin correrme, por eso de nuevo gimoteando supliqué:
- ¡Por favor, déjame correrme!
Alberto dio dos grandes empujones más y entonces dijo:
- ¡Ahora, putita, ahora, correteeee!
Y lo hice, dejé que mi cuerpo se liberara de aquella tortura y el orgasmo explotó en mi culo extendiéndose por todo mi cuerpo, haciéndome estremecer como nunca antes lo había hecho, lo que también desencadenó el orgasmo en mi amante que disparó todo su semen en el interior de mi ano. Ambos terminamos gimiendo. Alberto me abrazó con fuerza y me desató las manos, cayendo ambos al suelo sentados, de modo que quedé incrustada en su enorme polla que me proporcionó un nuevo orgasmo que me hizo gritar:
- ¡Aaaaaahhhhhhhhhhhhhh! Diooooooosssss.
Tras eso me aparté y me quedé en cuatro en el suelo, sintiendo los últimos espasmos de mi culo vibrando en mi. No podía creer que hubiera tenido el mejor orgasmo de mi vida siendo follada por el culo y por otro hombre que no era Quique. Me sentí satisfecha pero también algo decepcionada porque sabia que quizás no volvería a ver a Alberto después de aquella noche. Quique se acercó entonces a mí, me cogió en brazos y me besó.
- Ha sido increíble, ¿verdad, cariño?
- Si, has sido algo brutal, no puedo más – le respondí.
- ¡Oh, mi pequeña, sabes que ahora me toca a mí! ¡Quiero gozarte, quiero darte un orgasmo aun mejor que ese! – me dijo besando mi rostro por todas partes.
- Si, Amo, quiero ser tuya – le dije entregándome a él, aunque deseando que fuera Alberto quien me abrazara
Alberto se puso en pie y dirigiéndose al sofá dijo:
- Creo que mi trabajo aquí ha terminado. Este momento es solo vuestro, será mejor que me vaya.
- No, por favor Alberto, quédate – le suplicó Quique.
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JUGANDO CONTIGO.....PRIMER PARTE....
Posted:May 29, 2013 2:07 pm
Last Updated:Jun 26, 2013 9:24 am
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Jugando....
- Buenas tardes XXXXXX, llego algo tarde, hemos tenido una reunión de claustro inesperada - dejo las carpetas sobre una silla, y el bolso y la chaqueta colgados en el gancho de la pared.
- Estaba preocupado, llevo esperando esta clase ya días, como siempre está tan ocupada, pero me alegro de que haya podido venir, ¿y cuál va a ser la clase de hoy? - te pones de pie a la espera de que me acerque a la mesa de despacho, pero no lo hago, y vacilas entre sentarte de nuevo o quedarte como estás.
- ¿Ya no recuerdas de qué iba el tema de la clase? Pues sí que empezamos bien, yo que vengo con retraso... - me dirijo al biombo que hay en un lateral del despacho - Espérame aquí que me cambio de ropa y enseguida empezamos, - sigo hablando desde detrás del biombo. - Hoy íbamos a trabajar los roles en un encuentro entre hombre y mujer ¿recuerdas?
- Ah si! ahora lo recuerdo. - Miras en dirección al biombo, esperando poder ver algo por las rendijas - ¿Tenía que haber venido vestido de alguna manera especial? Lo digo porque parece que se está preparando a conciencia.
- Bueno, ya te dije que me gustan las clases prácticas, las que más enseñan... - por encima del biombo aparece la falda, y al poco rato la camisa que llevaba puesta, - y en este caso vamos a empezar con algo básico...
Te acercas un poco más al biombo y coges la blusa, acercándola a tu nariz para olerla.
- Buen perfume - intentas ver por encima del biombo. - Recuerdo que me dijo que le gustaban más las prácticas, pero, siendo la asignatura que es, eso podría llegar a excitarme ¿lo sabe?
Asomo la cabeza por un lateral del biombo.
- No se trata de que te excites, se trata de que aprendas, por eso esta asignatura es de Comportamiento Humano y estas prácticas se engloban específicamente en el comportamiento sexual...pero recuerda que soy tu profesora en todo momento. - Aparezco vestida con pantalones de camuflaje, camiseta caqui ajustada, y unas botas militares de caña alta. - Bien, veamos, entonces para la clase práctica de hoy, supongamos que eres un cadete recién llegado y yo soy tu sargento...veamos si eres capaz de superar la prueba, las otras veces lo hiciste estupendamente, casi de excelente.
- ¿Tengo que llamarla mi sagento? es algo que no he comprendido - tragas saliva, seguramente por la indumentaria, y las botas.
- Me llamarás Mi Sargento, y de usted, cadete - me cuadro delante de ti, con las manos a la espalda, marcando pecho, - lo primero es el respeto, - te observo de arriba a abajo con mirada penetrante.
- !!A la orden mi sargento!!, lo que usted diga - tus ojos se desplazan durante unos segundos hacia mis pechos marcados debajo de la camiseta, pero enseguida desvías tu mirada al frente.
Enarco una ceja y sonrío durante un leve momento, posando la mano sobre el bíceps musculoso del brazo que levantas en el típico saludo militar.
- Veo que has sido entrenado duramente, estos músculos parecen listos para la acción...
- Sí, mi sargento, fuí entrenado para la acción - sin dejar de mirar al frente, frunces el ceño pensando a qué clase de acción me estoy refiriendo. - Y bien, ¿qué es lo que ordena usted para hoy? - tensas más el musculo, para que siga agarrándolo y note su fuerza.
- Bien, empezaremos con unas cuantas flexiones para comprobar tu aguante...al suelo cadete, brazos estirados, ese trasero más tenso...adelante! uuuunaaaaa, doooooosssss... - me coloco encima de ti, con una pierna a cada lado, observando atentamente el subir y bajar de esos brazos musculosos.
Te colocas en posición de flexión y comienzas a bajar y subir, girando un poco tu cabeza, para observarme mientras estoy por encima de tí, e intentas impresionarme haciendo unas cuantas flexiones. Sonrío cuando sé que no puedes verme.
- No, no, cadete, estás subiendo demasiado ese trasero....- me agacho hasta quedar en cuclillas sobre tus nalgas, - cada vez que me roces tendrás que hacer diez flexiones más.
Te quedas rígido, con los brazos estirados y me miras, sonriendo levemente.
- Mi Sargento... ¿usted me quiere matar hoy?
- Estoy comprobando tu capacidad cadete, y eso implica ser capaz de ir más allá de tus límites...¿es que no te ves capacitado? - Te sonrío abiertamente mientras empujo lentamente tu espalda con el dedo índice para que inicies el descenso de nuevo. Después de dos flexiones más te quedas en el suelo.
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